“(…) no devenimos madres necesariamente cuando parimos al niño, sino en el transcurso de algún instante de desesperación, locura y soledad en medio de la noche con nuestro hijo en brazos. Cuando la lógica y la razón no nos sirven, cuando nos sentimos transportadas a un tiempo sin tiempo, cuando el cansancio es infinito y sólo nos resta entregarnos a ese niño que expresa nuestro yo profundo y no logramos acallar, entonces nuestra madre interior ha nacido.”

Laura Gutman

viernes, 16 de septiembre de 2011

Balance de la semana en el cole

Cinco días de colegio, cinco días con la mitad de compañeros, cinco días con tan sólo una hora y quince minutos en el cole cada día, cuatro días bien y uno regular.

Pese a que se la ve contenta, que en ningún momento me dice que no quiere o no le apetezca ir, que todos los días se levanta con ganas de ir, hoy me ha dicho cuando ha llegado, que estaba deseando llegar a casa porque se aburría. Y no me extraña.
El primer contacto que ha tenido en el cole ha sido el rincón de la plastilina naranja, y la pobre, con su timidez, ya no sale de ahí. Como tan sólo van 1 horita y 15 minutos, tampoco hacen demasiada actividad en el aula, así que se dedican a explorar los distintos rincones. Ella los conoce todos y me los ha descrito, sin embargo, no se ha atrevido a indagar en ninguno más que en el de la plastilina, con la de cosas interesantes (que yo sé que le apasionan en casa) que hay allí. Símplemente, no se atreve.
He hablado ayer con la tutora. Me ha dicho que es una niña muy tranquila, muy calladita, tal vez demasiado, que no hace más que estar con la plastilina, y que tan sólo se mueve si alguna de las profesoras la invitan a ello, y que es muy difícil comunicar con ella porque no les habla y no pueden saber qué es lo que quiere o lo que le gusta. Y que de este modo, se está perdiendo muchas cosas que explorar en el aula. Pero que esto no debe ser motivo de preocupación, que con el tiempo todos se abren más. Que a unos les cuesta más que a otros, pero que tarde o temprano la cosa irá mejorando y se la ve que es una niña muy despierta y observadora.
Pero mi preocupación, sin embargo, va en aumento. Sobre todo cuando hoy me dijo que se aburría. Ya me parecía a mí que todo había empezado demasiado bien. Y mi preocupación es que se aísle demasiado, puesto que la semana que viene ya irán todos sus compañeros a la misma hora, y eso supone 25 niñ@s en el aula, con lo que las profesoras no pueden estar pendientes de motivar a Aroa para que participe en todo momento en diferentes cosas.
Me preocupa que llegue a aburrirle el cole, que no le vea ningún aliciente. Sobre todo porque Aroa es una niña a la que le gusta aprender: siempre me está preguntando por las letras, por qué números son este o aquel, cuál es ese color tan raro, porqué la piedra se hunde en el agua, porqué hacen ruído los truenos, ...
Yo que estaba convencida de que el colegio le gustaría precisamente por eso, por aprender cosas nuevas; y, sin embargo, su timidez va a jugar en su contra. Y este precisamente era el miedo que yo tenía.

Sé que no debo precipitarme, acaba de empezar y queda aún mucho por delante. Hoy Mónica, una amiga, me decía en el parque: "confía en ella, tal vez no ha llegado su momento". Y tiene razón. Me vuelven a asaltar los miedos y las dudas, cuando todo este tiempo estuve confiando en ella. Y ahora más que nunca, es cuando no debo fallarle: comenzar es muy fácil, lo difícil es sobrellevar el día a día, seguir una rutina, enfrentarse a un nuevo reto cada mañana, compartir un espacio extraño con gente desconocida, econtrarte cara a cara con tus propios miedos ... Y ella hace todo esto cada día. Y sé que debo confiar. Pero ... me cuesta tanto!

Me cuesta tanto por mis propios miedos y experiencias vividas. Y precisamente por eso tendría que comprenderla más. Pero no sé porqué me empeño en querer que sea de otra forma. Y ella es como es, y por eso la quiero tanto. No puedo pretender cambiarla, si ha de hacerlo será porque ella lo decida, por sus propias experiencias, por sus aprendizajes, por sus triunfos y sus derrotas; y yo sólo estoy aquí para acompañarla en su camino y ofrecerle seguridad. Pero es tan duro a veces!

Mi niña amada, mi Aroa, mi piruleta. A veces miro a otros niños y niñas y pienso: "ojalá mi pequeña fuese como ellos". Pero no. Es así porque ella nos ha escogido. Es así porque es un reflejo de mí, y de eso ambas tenemos que aprender. Por eso no quiero que sea diferente, porque la sensibilidad, el amor, el cariño, la ternura y la paz que desprende, hace que otros aspectos de su personalidad se mitiguen. Tal vez, sin yo saberlo, ella tenga mucho que enseñar y mostrar a los que ahora están a su alrededor, seguro. Y también estoy convencida de que un día, le leeré estas palabras y ambas nos reiremos juntas, aunque hayan sido escritas bajo un mar de lágrimas.

Para terminar esta entrada, me gustaría agradecer a todas y cada una de las personas que durante toda esta semana me han estado dando ánimos: las que habéis comentado en mi blog, los que me han enviado mails y sms, las conversaciones con amig@s, las charlas con mis hermanas, el apoyo de papi (que por fin se ha dado cuenta de que Aroa no necesitaba de una guardería para poder iniciar su etapa escolar), etc. A tod@s muchas gracias por los ánimos y el apoyo recibidos.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Primer día de cole: prueba superada

Los últimos días, hemos estado adelantando las horas de irnos a dormir y de despertarnos, puesto que, cuando Aroa tenga que ir al cole toda la mañana (de 9 a 14 horas), tendrá que levantarse tempranito, acostumbrada como estaba a hacerlo a las 10,30 o 11,00 de la mañana.
Poco a poco nos hemos ido adaptando y no parece que lo lleve mal.

En su primer día de cole, tenía que entrar a las 11,45. Pero ya desde las 11,00 estuvo arrastrando por toda la casa su mochila de Dora la Exploradora (que cansinos son estos dibujos, por Dios!) que habíamos estado preparando juntas ayer, y preguntando a cada momento: "Mamá, cuándo nos vamos?" "Ya es hora?" "Ya nos podemos ir?". Y mi sorpresa iba en aumento, pues no esperaba este ansia tan grande por su parte.

Por fin salimos de casa. Tuvimos que esperar un ratito en la puerta a que saliese el grupo de niños anterior (no empiezan todos a la misma hora y lo hacen por grupos reducidos). Uno de los niños que entraba con ella se puso a llorar como una magdalena; y ahí fue cuando yo pensé: "ahora Aroa se va a pegar a mí y no me va a soltar". Pero no. Su profesora cogió al niño en brazos, a Aroa de una mano, y entraron con los demás. Se fue con su profe sin mirar atrás, sin darme ni un beso ni un abrazo. Todo fue tan rápido que ni a mi siquiera me dio tiempo a despedirme. Me quedé allí un ratito, esperando no sé a qué. Tal vez a que Aroa saliese corriendo en mi busca? No, es broma. Tan sólo me estaba haciendo a la idea de que la había dejado ir, así, sin más.

Ya en casa, llamé a todo el mundo para decirles lo que había sucedido, sobre todo a quienes me estuvieron agobiando durante dos años con comentarios a cerca de mi decisión de no enviar a Aroa a una guardería, a aquellos que me habían asegurado por activa y por pasiva que cuando entrara en el cole lo iba a pasar mal y que seguramente lloraría al entrar porque no estaba acostumbrada a estar con tantos niños y con profesores.
Pero cuando ya no tuve más a quien llamar, sólo entonces, escuché el silencio de casa, ese silencio que, durante 3 años y 7 meses, estuvo ocupado por las voces, risas, llantos, saltos, golpes, cantos y bailes de mi pequeña. Y fue en ese momento cuando me di cuenta de que mi pequeña comenzaba a volar en otra dirección, comenzaba una nueva etapa. Y sentí la casa vacía. Y lloré. Lloré de alegría, porque mi niña había confiado en mis palabras de estos días, y no dudó ni un instante en aceptar la mano de su profesora.

Pero no sólo la entrada fue así de fantástica. La salida también lo fue. Hicieron la fila (el tren, como me explicó Aroa más tarde) y fueron saliendo uno a uno. Cogí a mi niña, con su mochilita a la espalda, (que no quiso sacarse hasta llegar a casa), con una mirada que sólo me decía que todo estaba bien. Nos abrazamos. Y ya en casa, me contó todo lo que había hecho: la plastilina, el cajón de muñecas, el gusanito de la pared, su percha con su foto, las sillas todas de color verde, su nueva amiga con unas botas de un color que no conocía, la otra profe que no conocía y que le puso el mandilón, el niño que lloraba y que luego dejó de hacerlo, el baño al que tendría que ir a hacer pis cuando le entrasen las ganas, la música que empezó a sonar durante un rato ... Y a mí que me caía la baba a cada palabra suya.
Ya a la tarde, mientras su cena se estaba haciendo, la tenía en mis brazos y jugábamos a bailar en la cocina. En un momento en que paramos, me cogió la cara entre sus manos (como la foto de la cabecera del blog. Es algo que suele hacer cuando me quiere decir algo importante) y siguió la siguiente conversación:
"mami, estoy muy contenta!"
"Qué bien piruleta! Y por qué estás tan contenta?", le pregunto.
"Estoy contenta por el cole"
"De verdad? cuánto me alegro! Entonces quieres volver mañana?"
"Puedo volver?"
"Si te apetece, sí"
"Vale! Bailamos más?"

Me ha sorprendido mucho cómo lo ha tomado, sobre todo porque lo que a mí más miedo me daba era su timidez. Pero veo que pese a eso, ha afrontado esta situación muy bien. No ha hablado mucho en la clase, ni se ha movido de la silla en la que se sentó al entrar, según me dijo su profesora. Sin embargo, tal vez eso para ella no suponga un problema. Imagino que cuando tenga más contacto con sus compañeros cambiará su forma de interactuar con ellos, así como con la profesora.

De momento, hemos superado la primera prueba con éxito. A ver qué ocurre cuando ya vayan los 25 niñ@s todos juntos y tenga que estar 5 horas seguidas. Lo bueno es que, según me han estado comentando otras mamis que ya tienen niñ@s mayores, las profesoras son encantadoras, trabajan mucho para y por l@s niñ@s, las clases son muy dinámicas, con mucho aprendizaje a través del juego, y esto creo que es muy positivo para Aroa.

Os seguiré contando.

viernes, 9 de septiembre de 2011

El comienzo del cole


Llevo tiempo (meses ya) contando los días para este momento.

Llevo tiempo dándole vueltas a muchas cosas, soñando cómo será ese día para Aroa, cómo será para mí. Y todo me ha llevado a la conclusión de que tengo miedo de mis miedos. Pero es que además, el universo no nos lo ha puesto nada fácil.
Me explico:
Tenemos un cole pegadito a nuestra casa. Pero debido al boom de niñ@s nacidos en el 2008 y debido a un estúpida norma de deshacer un desempate de puntos a partir de un sorteo de las letras del abecedario, mi niña se quedó sin plaza por tener un apellido que comenzaba por "G". Así que la matriculamos en otro colegio a media hora de casa (a pie, sin coche, sin transporte y con el tiempo lluvioso que tenemos por aquí). Un desastre! Sin embargo, algo dentro de mí me dijo que sería la mejor opción, el cole tenía buena pinta, y tal vez el universo queria que Aroa fuese a ese otro cole.
Sin embargo, a la vuelta de las vacaciones, y tras haber decidido durante el verano que yo no quería coche (me he dado cuenta de que sin él, tengo muchas cosas más que ganar, algún día tal vez os lo explique en detalle), el día 1 de septiembre me llaman del cole que habíamos solicitado al principio: un niño se había dado de baja y Aroa era la siguiente de la lista. Me costó decidirme, pero pensé que si se nos daba la oportunidad, sería por alguna razón. Así que les dije que sí.
Por ahora estoy contenta con la decisión: me gusta su profesora, me gusta el método de trabajo en el aula (sin fichas, aprendizaje a través del juego y la observación del medio, el aula dividida en zonas diferentes de trabajo para que l@s niñ@s vayan decidiendo qué actividad les interesa más, etc) y además, lo tengo pegadito a casa.

Otro miedo que me atormentaba era el tema de las siestas. Su cole es de jornada continuada. Pero Aroa, que para que le entre el sueño tiene que haber pasado un mínimo de 6 horas, no podría echar su siestecilla de después de comer, pues a la noche se acostaría demasiado tarde para luego poder madrugar.
Pero dejé de preocuparme: "ya habrá tiempo de pensar en alguna solución, disfrutemos del verano". Y así fue como, sin yo decidirlo, Aroa fue dejando las siestas y pasó a dormir más horas de noche. Qué sabios son l@s niñ@s! Qué fácil resulta todo cuando dejamos que la naturaleza siga su curso, sin intervenciones.

Y todo esto me ha llevado a estar un poco más tranquila con el tema del comienzo del cole. No puedo evitar tener miedo: si me echará demasiado de menos, si no le gustará estar allí, si su timidez será un obstáculo para que se adapte, si se sentirá sóla en medio de tanto desconocido, si se negará a participar en lo que hagan los demás, si pensará que mami no debería dejarla allí, etc. Muchísimos miedos que, como ya he dicho anteriormente, son mis propios miedos, pues yo era tímida como ella, pasé por momentos difíciles y por nada del mundo desearía que a ella le sucediera lo mismo.

Pero hoy, en vísperas de su comienzo del cole, creo que estoy tranquila, aunque a veces se me escapa algún oleada de nerviosismo. Estoy tranquila porque no sé lo que sucederá y tiempo habrá de preocuparse si surge algún problema, de nada vale pronosticar nada ahora. Estoy tranquila porque siempre que he confiado en mi pequeña, las cosas se han ido solucionando solas y se ha ido adaptando a las circunstancias. Estoy tranquila porque sé que su forma de ser también puede aportar cosas a sus compañeros de aula. Estoy tranquila porque la noto tranquila, preguntándome a veces cosas sobre el colegio, pero sin apariencia de tener temor. Estoy tranquila porque podré llevar a mi niña de la mano, despedirla con un beso, esperarla ansiosamente a la salida, recibirla con un abrazo de oso, y escuchar atentamente cómo me cuenta su nueva experiencia. Estoy tranquila porque esto forma parte de la experiencia de ser mamá, y no hay nada que más me llene que el hecho de ser madre.

El lunes os contaré cómo ha ido todo.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Vuelta a casa.y premios.

Pues sí, por fin, ya estamos en nuestra casita, tras un verano que no se ha podido llamar verano por aquí. Pero como ya comenté en la entrada anterior, un verano que hemos disfrutado un montón gracias a la no existencia del ordenador.

Ahora se me acumulan bolsas y bolsas por toda la casa, llevo dos días intentando recoger pero no sé por dónde empezar.

Y mi cabeza ... también está un poco desordenada: el comienzo del cole de Aroa está cada vez más cerca, su primera vez, nuestra primera vez. Y tengo muchas dudas sobre cómo irá todo, porque Aroa sigue con su timidez, con su mirar para otro lado cuando alguien le habla, con su miedo por introducirse en el juego de los demás niños, etc. Yo confío en que se adaptará, confío mucho en ella y confío mucho en sus capacidades, y me digo a mí misma que seguro que lo pasaré yo peor que ella.

Tengo tanto que contar y tan poco tiempo estos días para hacerlo ... Este verano he recapacitado sobre muchas cosas, sobre mí misma, sobre la vida, sobre nuestros comportamientos, actitudes y aptitudes, sobre la importancia que le damos a determinadas cosas, ... Pero tal vez esto sea motivo de otra entrada más adelante.

Por ahora, sólo diré que vengo con fuerzas renovadas, con muchas ideas claras que espero no se desmoronen, y con mucha energía.

Pero es que, además, para alegrar mi vuelta, me han dejado dos premios en sendos blogs de dos mujeres que admiro: la primera, Magda (su blog: Trocitos de mí), porque con ella, a través de un foro de mamás, hace ya tiempo, empecé a darme cuenta de la importancia de la teta y de que lo que yo creía que era un "problema con la comida de mi niña", tan sólo era que cada niño tiene sus gustos, sus preferencias, que no hay que forzar, que hay que acompañar y no obligar, etc, y me ha dado muy buenos consejos. Y la segunda, Kim (su blog: El mundo de Kim), porque aunque no la conozco en persona, estoy segura al cien por cien de que es alguien con un corazón limpio, una persona con un alma sana (no sé si se entiende esta expresión que me acabo de inventar), capaz de envolverte con sus palabras, de hablar sin tapujos pero sin herir, una amiga virtual de esas que no quieres dejar escapar por nada del mundo.
Muchísimas gracias a ambas, por seguir mi blog, por haberme dado tan buenos consejos, por ser unas mamis 10 y, como no, por confiar en mí para estos premios.

(como ambos premios comparten el mismo logo, aprobecho para poner sólo uno)

Pues una vez aceptados ambos premios, las reglas son las siguientes:
  1. Agradecer a la persona que te otorgó el premio y enlazarla en tu post.
  2. Compartir 7 cosas sobre tí.
  3. Otorgar el premio a 15 blogs que hayas descubierto recientemente
Tras agradecer los premios y enlazarlos con mi post, paso a contaros 7 cosas sobre mí:
  • la experiencia más maravillosa de toda mi vida ha sido el convertirme en mamá, y lo sigo disfrutando cada día, y eso me ha hecho cambiar mi visión de la vida.
  • soy muy pesimista (pero intento mejorarlo úlimamente)
  • soy muy indecisa y poco segura de mí misma, y eso me hace enfadarme conmigo misma muchas veces. En ocasiones me tiraría de los pelos, si no fuera porque suele caerme mucho pelo y finalmente me quedaría calva.
  • Me gusta compartir buenos ratos con las personas a las que admiro, procuro pasar el mayor tiempo posible con ellas. Aunque también soy de las que piensa que si alguien no busca mi compañía es porque no la desea, aunque se empeñe en decir que es porque espera que yo dé el paso (dos grandes decepciones me han llevado a esta conclusión, pero de eso ya hace tiempo).
  • me encanta escuchar, ya sea un cuento, una experiencia (positiva o negativa), una forma de pensar, una crítica (mejor las positivas, jejeje) ... Pero también las gotas de lluvia sobre la ventana, las olas del mar, el balanceo de los árboles movidos por el viento, el canto de los pájaros al amanecer, las risas de los niños en el parque, el sonido al dormir de mi hija (el de mi marido ya no tanto: ronca mucho), y no me preguntéis porqué, pero también me gusta el tic-tac de un reloj en una habitación en silencio: me relaja, me hace pensar y reflexionar sobre muchas cosas.
  • Me crispan las falsas apariencias de la gente: el querer aparentar lo que no se es.
  • Soy muy tímida (aunque ya he perdido bastante de aquella timidez de la infancia), aunque cuando me pongo a hablar, cojo carrerilla y no hay quien me frene.
Y ahora, los 15 blogs a los que otorgo mi premio, por orden alfabético:

  1. Amor Maternal
  2. Ardillas Locuelas
  3. Atraviesa el espejo
  4. Ayúdame a que lo haga solo
  5. Dálle un coliño
  6. El baúl de Mon
  7. El Mundo de Armandilio
  8. Érase una vez...
  9. Habichuelas mágicas
  10. KEBUSKAS? dime,dime...
  11. La mamá Vaca
  12. Mi pequeño Koala
  13. Mimos y Teta®-Blog
  14. Para mi peque con amor
  15. Tenemos tetas