“(…) no devenimos madres necesariamente cuando parimos al niño, sino en el transcurso de algún instante de desesperación, locura y soledad en medio de la noche con nuestro hijo en brazos. Cuando la lógica y la razón no nos sirven, cuando nos sentimos transportadas a un tiempo sin tiempo, cuando el cansancio es infinito y sólo nos resta entregarnos a ese niño que expresa nuestro yo profundo y no logramos acallar, entonces nuestra madre interior ha nacido.”

Laura Gutman

domingo, 30 de octubre de 2011

Un jardín de otoño

Como esta semana pasada ha estado lloviendo todo y más, nos hemos dedicado a explorar el otoño en casa. Hemos aprovechado varias cositas que hemos ido recogiendo últimamente en nuestras salidas, esas cositas propias de la estación, que recogemos sin saber muy bien para qué nos servirán, pero que, finalmente, se convierten en una verdadera fuente de juegos y, sobre todo de aprendizaje.

Como a Aroa le encanta hacer casistas o lugares de juego para sus mascotas (LPS), nos decidimos a hacer un jardín propio de la estación.

Para poder jugar con él en cualquier momento, escogimos una caja olvidada de mimbre, de esas cajas que siempre guardas por si ... Además, tiene la ventaja de que después, se puede guardar todo.



Para el jardín, empleamos diferentes frutos propios de la estación otoñal: bellotas, castañas y esos frutillos (que no sé cómo se llaman) de los eucaliptos. Así como también varias hojas de árboles propios de la zona (o que hemos ido adquiriendo como propios) y algunas ramitas.




Rellenamos el fondo de la caja, de modo que quede a una altura suficiente.



A continuación, damos una base de cola y, después, vamos colocando encima los elementos de nuestro jardín. Habrá que esperar a que se seque bien.



Y ya sólo nos queda colocar una casita y unos habitantes que vengan a dar vida a nuestro jardín.



Ahora ya puede llover y llover. En nuestra casa, el otoño no moja el jardín.

martes, 18 de octubre de 2011

Un columpio para los muñecos

Hoy os presentamos un bonito columpio que realizamos durante unos días que Aroa estuvo algo acatarradilla y no le apetecía salir al parque. Como ella no podía disfrutar del columpio, trajimos uno para sus muñecos. Y, de paso, reciclamos cosillas que había por casa.

Necesitaremos:
  • Una caja de cartón (como las de los zapatos)
  • Papel para envolver
  • Unos cordones
  • Esparadrapo
  • Tijeras
  • Cinta adhesiva



1º cortamos los sobrantes de la caja, para que quede con una forma aproximada al columpio que queramos hacer.



2º Envolvemos cuidadosamente el columpio con papel y pegamos con cinta adhesiva. Nosotras aprovechamos uno sobrante de algún regalo de las navidades pasadas. Pero podéis usar la imaginación y poner papel de revistas, celofán, pintarlo de colores, pegarle gomets, etc.



3º A ambos lados del columpio, donde van a ir las cuerdas, pegamos unos cuadraditos de esparadrapo, para poder agujerear después y que no se nos rompa el papel. Una vez hechos los agujeros, introducimos los cordones (usamos unos cordones de unos tenis de Aroa que ya no usaba) y los atamos.

4º Colgamos el columpio en algún lugar donde quede alto.



5º Y a jugar ....

miércoles, 12 de octubre de 2011

Tercer balance del cole: mis sentimientos.

El lunes ha llorado. En el recreo. Ella misma me lo ha dicho: que había llorado porque estaba aburrida y se quería venir a casa. Una de las profes la ha cogido y ha hablado con ella, se han sentado en el banquillo junto al parque donde los demás jugaban, y ya se le ha pasado.

El martes, cuando fui a recogerla, su profesora me dijo que a ver si yo indagaba lo que le había sucedido el lunes. Le conté lo que me había dicho Aroa. Y la profesora me explicó que ella no había visto a ningún otro compañero hacerle nada, ni que se hubiese lastimado.
Sin embargo, el martes, estuvo todo el recreo pegada a las profes, no quiso jugar. Y en el aula, sí estuvo más o menos como siempre pero controlando en todo momento dónde estaba su profesora e intentando mantenerse lo más cerca de ella que le fuese posible.

Después, al llegar a casa el martes, hablé con ella sobre lo que le estaba sucediendo. Me contó que le molestaba que su amiga M. la cogiese de la mano. Tal y como yo lo veo, creo que lo que está sucediendo es que, durante los primeros días, l@s niñ@s no se conocían y cada uno iba más o menos a lo suyo. Aroa es una niña muy tímida, muy reservada, le cuesta mucho hablar con los demás (gracias que conmigo sí que habla, un montón, y de cosas que ni hacemos los adultos), en los parques no juega con l@s demás niñ@s, aunque los conozca. Todavía le cuesta intregrarse en el mundo que existe fuera de casa. Y me temo que ahora que sus compañer@s ya están empezando a coger más confianza, ella ve invadido su espacio y por eso lo del recreo lo lleva fatal. A ella le gustaría seguir jugando a su ritmo, sola.

Mentiría si dijese que no me esperaba algo así. Y tal vez porque me lo esperaba, es por lo que ha sucedido. Porque aunque he intentado autoconvencerme de mi confianza hacia ella, una parte de mí seguía sin estar convencida del todo. Porque sigo sin tener sanadas mis heridas de la infancia. Porque sigo viendo en ella a mí misma. Y tal vez, porque sin querer, estoy reproduciendo en ella lo que yo he vivido.

En mi casa, nunca tuve la oportunidad de escoger, siempre he tenido que seguir un camino marcado. Además, se me enseñó a actuar para contentar a los demás, a no decir "no" para no incomodar o herir a alguien. Y, por si fuera poco, está también mi inseguridad.
Creo que, consciente o inconscientemente, eso es lo que le estoy transmitiendo a Aroa. Porque, por más que me empeñe, por más que vea cuál es mi herida, sigo comportándome igual. Aroa me ve actuar así cada día. Y por eso, creo que tampoco yo a ella le estoy permitiendo decir "no", creo que no es capaz de poner límites, que tiene que esperar a que alguien le indique lo que tiene o no tiene que hacer.

Quisiera poder decirle algo que la convenciese de que el cole es fantástico, porque en este caso creo que sí que lo es (unas profes maravillosas, un aula sin fichas, mucho juego simbólico, unos compañeros estupendos - hasta las mismas profesoras se han sorprendido de este curso- ). Pero tampoco puedo convencerla de algo, pues ha de descubrir ella por sí misma las ventajas o desventajas de todo esto. Quisiera poder hablarle de forma que sus miedos se disipasen, pero cómo hacerlo cuando esos miedos aparentan ser los mismos que yo viví.

Tengo una angustia enorme. Esta mañana ha sido la primera vez que, al entrar en el cole, se ha abrazado a mí sin querer soltarme. No sé cómo será el día de hoy. Desearía pensar que todo lo que he hablado estos días con ella surtirá efecto, que sólo es cuestión de tiempo, que necesita su ritmo ... Pero he de verla sufrir mientras espero? Eso creo que no voy a ser capaz de soportarlo.

Mentiría de nuevo si dijese que no me gustaría poder tenerla en una burbuja, protegida de todo aquello que yo considero no conveniente o dañino para ella. Sé que esto es lo último que debo hacer, porque eso impediría que ella descubra lo bueno y lo malo de la vida, impediría el que sepa afrontar las dificultades. Pero me cuesta tanto desprenderme de mis miedos, me cuesta tanto abrirle la burbuja para que explore su mundo ...

domingo, 9 de octubre de 2011

Paisaje de plastilina

Os presentamos un bonito paisaje hecho de plastilina. Es muy divertido, puesto que se pueden hacer una infinidad de cosas, se pueden retocar, se pueden deshacer y hacer otras diferentes, y la imaginación se pone en funcionamiento para crear cada vez más cosas.

A partir del mar, una base de plastilina azul, comenzamos a crear diversos animalitos relacionados con este entorno:
- Un pulpo en una cueva



- Un pececillo en una anémona


- Y un patito que descansa tranquilamente dentro de un nido sobre unas rocas


Y así tenemos como resultado un mar lleno de vida a su alrededor:



Pero, si además, añadimos al lado un campito verde de flores, con este precioso árbol en el que vive una bonita mariposa ...



... pues tendremos el mejor paisaje para jugar y jugar sin parar.


A divertirse!!!!!!!!!!

lunes, 3 de octubre de 2011

Domingo en la naturaleza

Este fin de semana, aprovechando el calor sofocante que estamos teniendo estos días por el norte, hemos ido al área recreativa del molino de Pedroso.

Disfrutamos del paisaje:




Nos refrescamos en el río, vimos libélulas, mosquitos nadadores, observamos piedras y, como no, tiramos unas cuantas para ver las ondas que producen al caer.



Y por supuesto, no podía faltar una casita para las mascotas. Esta vez, hicimos una casita con ramitas y hojas de eucalipto. Como veis, tampoco faltan dos setitas, así como una bonita barca de hoja de eucalipto atracada al lado del agua (la toalla azul).

domingo, 2 de octubre de 2011

Segundo balance del cole

Pese a que la primera semana no acabé muy convencida de cómo se estaba adaptando Aroa, a lo largo de estas dos últimas semanas me ha dado una lección increíble.

Su cara de resignación se ha tornado en un entusiasmo por levantarse todas las mañanas para preparar la merienda de media mañana y meterla en su mochila, de ver qué ropa se va a poner (siempre la escogemos entre las dos cada mañana, dependiendo del día que se presente), de mirar cada dos por tres por la ventana a ver cuándo van llegando l@s niñ@s al cole por si se le pasa la hora de entrada, etc.

Sin ir más lejos, este jueves pasado no fue al cole porque estaba bastante acatarrada. El viernes, tampoco iba a ir, de hecho se levantó diciendo que no tenía ganas. Pero a medida que fueron pasando los minutos, de repente cambió de opinión y, finalmente fue a las 10,00 h. Se lo pasó en grande; prueba de ello: el mandilón manchado de pintura de dedos de no sé cuántos colores, los tenis y los bolsillos del mandilón a rebosar de arena, que parecía que venía de la playa en lugar del cole, y diciéndome a la hora de la comida que "mis profes son muy simpáticas". Os podéis imaginar mi cara de boba.

Pero para rematar mi incredulidad, ahora ha decidido que quiere ir a una clase extraescolar de dibujo (cosa que le apasiona). Al principio me sorprendió su decisión, pero también me cogió por sorpresa por mi forma de pensar: me dan mucha pena l@s niñ@s que tienen que ocupar su tiempo libre con las extraescolares en lugar de jugar y divertirse con sus amig@s o sus papás y mamás. Sin embargo, tuve que darme cuenta de que ella estaba tomando una decisión por sí misma sin ser obligada a ello, de que no era mi decisión, de que no todo lo malo es tan malo ni todo lo bueno es tan bueno, de que debía confiar en ella.

A lo largo de estas 3 semanas, me ha demostrado que está sabiendo afrontar esta nueva etapa con más valentía y más coraje que yo, sabiendo realmente lo que quiere y desea, y caminando con paso firme hacia el lugar a donde desea ir aún desconociendo lo que se va a encontrar.

Creo que en algún momento durante estos días, he estado haciendo tambalear su seguridad. Y me da mucha rabia, pues acabo de descubrir un valor en ella que hasta ahora desconocía, un valor que creía incompatible con su timidez. Ojalá nunca lo pierda y ojalá yo sea capaz de no frenarlo.