“(…) no devenimos madres necesariamente cuando parimos al niño, sino en el transcurso de algún instante de desesperación, locura y soledad en medio de la noche con nuestro hijo en brazos. Cuando la lógica y la razón no nos sirven, cuando nos sentimos transportadas a un tiempo sin tiempo, cuando el cansancio es infinito y sólo nos resta entregarnos a ese niño que expresa nuestro yo profundo y no logramos acallar, entonces nuestra madre interior ha nacido.”

Laura Gutman

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Laura Gutman en A Coruña: Día de grandes emociones

Como muchos/as sabréis, Laura Gutman está haciendo una gira de conferencias por toda España. El martes 28 nos tocó a nosotros, por fin la teníamos en Coruña, gracias a Nuria y Bea de Ser Doulas.

Tenía muchísimas ganas de escucharla, pero el martes sobretodo, pues necesitaba sanarme, darle la vuelta a mis pensamientos, desintoxicarme de comentarios absurdos. Necesitaba sobremanera reponerme de esa clase de comentarios gratuítos que, fuera de aconsejar algo útil y provechoso, lo único que hacen es que nos cuestionemos una y otra vez la forma en que criamos a nuestros hijos.

Cómo ha de sentirse sino una madre que cría a su pequeña poniendo todo el empeño en que esa niña se exprese de la forma en que una personita de 2 años es capaz de hacer, y alguien lo pone en entredicho? Cómo ha de sentirse esa madre cuando se utiliza la palabra "niña mimada" para definir el hecho de que esa niña está incómoda ante una situación desagradable para ella, y de la única forma que sabe pedir auxilio a su madre es pidiendo brazos entre gimoteos? Cómo ha de reaccionar esa madre cuando además oye la típica frase de "a ver si empiezas el cole de una vez para que se te saque ese mimo que tienes"? Qué ha de pensar esa misma madre qué ha parido, cuando le dicen algo así como "tantas charlas, tantos libros, tanto querer criar de forma natural como tú dices, y al final tu niña es como todos los demás"? Ha de pensar esa madre que lo que ha parido es un caracol, un gato, un cocodrilo ...?

Pues no, esa madre ha parido un ser humano, que ahora tiene 2 años (casi 3), que todavía no sabe expresarse como un adulto, que no sabe poner palabras a lo que siente y piensa (y menos mal, porque tal vez la otra persona se sentiría no menos que ofendida) y símplemente pide ayuda ante una situación hostil, de la mejor forma que sabe hacerlo. Esa niña es como es, no por ser criada de una determinada forma será ni mejor ni peor que otros/as niños/as de su edad. Símplemente es ella, una niña que se comporta como tal y no como una rana, sino sería verde o de otro color y haría "croac".

Podréis estar ya imaginando la ferviente necesidad que tenía de escuchar las palabras de Laura Gutman.

Y realmente ha sido muy gratificante escucharla. Sobre todo porque me hizo descubrir partes de mi misma, desconocidas hasta ahora. Hizo que me formulase preguntas en las que nunca me había parado a pensar y de las que necesito respuesta. Me hizo entender la procedencia de parte de mis miedos. Consiguió que yo pudiese poner nombre a diferentes personajes que me he ido encontrando a lo largo de mi vida y que pensase en ellos no como meros personajes, sino que he sido capaz de ver más allá, he sido capaz de entender parte de sus comportamientos.

Cuántas cosas en tan sólo 3 horas! Increíble, verdad?

Pero si gratificante y sanador fue el poder conocer y escuchar a Laura, todavía más gratificante, sentimentalmente hablando, ha sido poder conocer a Bea de Ser Doulas. Era alguien a quien, después de coincidir en algún foro dedicado a la crianza, necesitaba conocer, abrazar, tener ante mí y poder decirle un simple "hola". Han sido sólo un puñadito de palabras, pero su primer abrazo me ha hecho casi saltar las lágrimas.
Es increíble lo que a veces una persona, desde la distancia, sin conocerla de nada, puede transmitir a otra. No sé si es algo físico, si es cuestión de química, si trasciende la realidad o símplemente que Dios nos ha dado un cerebro que emana sentimientos descontrolados a diestro y siniestro. El caso es que doy gracias a quien sea por poder sentir lo que sentí al abrazarla.

Tampoco voy a dejar escapar la oportunidad de mencionar a Ana, su marido Xaime y su peque Gabriel, que han tenido la amabilidad de llevarme en su coche. Con Ana sólo había coincidido un par de veces, y ahora pienso: "lo que me he perdido". Durante el viaje, hemos podido desprendernos y hablar de parte de nuestros miedos y sombras. Para mí ha sido un gran desahogo. Siempre lo es cuando puedo hablarlo con personas que me entienden, que comparten mi misma visión de la vida. Realmente, Ana y su familia son una de esas familias sencillas que merece la pena conocer.

Y por supuesto, no puedo olvidarme de mi pequeña Aroa que, dada la hora y la distancia de la conferencia, ha tenido que quedarse con mis padres. Mi pequeño trocito de cielo, del que pocas veces me había separado, y cuando lo he hecho, no había tantos kilómetros de por medio. Ha estado en todo momento en mi pensamiento (llorará cuando se despierte de la siesta y no me vea? Se portará bien con los abuelos? ... ya sabéis). Pero ella, afortunadamente, lo ha pasado en grande con sus abuelos. Y cuando he llegado a casa ... ese abrazo, no tan efusivo como yo esperaba, y sin embargo más especial si cabe, con esa mirada de complicidad, con un tono de voz que emanaba amor por todas partes y un "te eché de menos, mami", que han hecho que me derritiera por completo.

Ha sido un día redondo como pocos, digno de recordar durante mucho tiempo, de tenerlo presente en mi mente por una larga temporada para darme cuenta la de cosas que una puede aprender en unas horas.

Os aseguro que, a pesar de llegar a casa con un dolor de cabeza impresionante y casi a punto de marearme, esto ha sido más sanador y relajante que toda una semana en un balneario. Alguien no se lo cree?

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lunes, 27 de septiembre de 2010

Comenzamos el otoño

Pues como ya ha empezado el otoño, en casa también hemos comenzado a familiarizarnos de nuevo con esta estación, a aprender sus características, a ver los cambios en la naturaleza, los fenómenos meteorológicos que irán apareciendo.
Y hoy nos hemos puesto manos a la obra decorando un dibujo bien sencillo con varios materiales:

- Algodón para las nubes
- Plastilina para el cabello de las niñas
- Trocitos de papel de regalo para los vestidos
- Pintura de dedos azul para el charco de agua
- Ceras de colores para el resto
- Tijeras
- Cola blanca




Como veis, Aroa se ha empeñado bien en que el cabello de las niñas del dibujo quedara bien en su sitio, sin que se saliese nada por fuera.
Le ha encantado trabajar con diferentes materiales. Y creo que repetiremos, pues notaba que últimamente se aburría cuando hacíamos algo siempre con lo mismo. De este modo, lo ha pasado en grande, sobre todo con el algodón y la pintura de dedos.



Y aquí está el resultado. Muy divertido para pasar una tarde de lluvia en casa jugando, divirtiéndose y aprendiendo cositas nuevas de las estaciones.













Podéis encontrar dibujos sobre las estaciones en esta página:

http://www.educima.com/dibujos-para-colorear-otono-c104.html

sábado, 18 de septiembre de 2010

EL APEGO III (La química del apego seguro, Los tabúes, Referencias)

LA QUÍMICA DEL APEGO SEGURO

Llegados a este punto, considero conveniente hacer mención a lo publicado en la web Bebés y más sobre la química del apego, y que transcribo literalmente:

Las hormonas son las encargadas de regular los sistemas del cuerpo y ayudar al individuo a reaccionar frente al medio ambiente. Una de estas hormonas es el cortisol, producida por las glándulas suprarrenales. Una de sus funciones es ayudar a las personas a afrontar el estrés y hacer ajustes corporales para hacer frente a situaciones de peligro. Para que el cuerpo funcione adecuadamente debe haber un equilibrio en los niveles de cortisol, si hay muy poco el cuerpo se “apaga”, si hay mucho se convierte en angustia.

El cortisol es una de las hormonas que desempeña un papel importante en las respuestas emocionales del individuo. Al revisar la calidad de apego entre madre e hijo, los investigadores han encontrado que el apego seguro mantiene al bebé en equilibrio emocional. Un vínculo inseguro, una respuesta inadecuada a las necesidades del bebé acostumbra a éste a un bajo nivel hormonal, lo que lo convierte en apático o puede mantener constantemente estrés debido a la alta concentración hormonal en su organismo traduciéndose en bebés angustiados.

El niño está en un estado hormonal que le proporciona bienestar, se esfuerza por mantener ese estado. Los científicos están confirmando que las mamás siempre han sabido que su presencia es importante para mantener la química hormonal del bebé.

No sólo la crianza con apego proporciona un equilibrio químico en los bebés. También ayuda a la madre. El comportamiento materno, especialmente la lactancia materna da lugar a un “torrente” de las hormonas prolactina y
oxitocina. Estas hormonas ayudan a la mujer a tener sentimientos maternales. De hecho puede decirse que son la base biológica de la intuición materna. Los niveles de prolactina aumentan de diez a veinte veces dentro de los treinta minutos después que comienza la lactancia materna.

La mayor parte de ella se irá de nuevo dentro de una hora. La prolactina tiene una acción corta, con la finalidad de obtener la respuesta de la madre de amamantar con frecuencia. Como dato curioso la oxitocina es una de las hormonas implicadas en el enamoramiento adulto.

Criar con el corazón
definitivamente es lo mejor para los padres, hijos y la sociedad en general. Por algo nos ocurre algo fisiológicamente con la maternidad y la paternidad, de esto la biología lo sabe muy bien.

REFLEXION FINAL: LOS TABÚES

Tras todo lo expuesto, podríamos hacer una reflexión de la crianza con apego, un breve resumen que nos haga entender que, tras este término tal vez desconocido para algunos, lo que se esconde en realidad no es nada nuevo ni que se haya inventado nadie, sino simplemente un modo de criar a nuestros hijos de forma respetuosa y cariñosa.

Y nada mejor que terminar con las palabras siempre claras y acertadas del pediatra Carlos González, recogidas de su libro “Bésame mucho”, cuando hace referencia a los tabúes de nuestra sociedad, esos que se han instalado de tal forma que impiden el que muchas madres puedan disfrutar de ese derecho.

Nuestra sociedad, tan comprensiva en otros aspectos, lo es muy poco con los niños y con las madres. Estos modernos tabúes podrían clasificarse en tres grandes grupos:

- Relacionados con el llanto: está prohibido hacer caso de los niños que lloran, tomarlos en brazos, darles lo que piden.

- Relacionados con el sueño: está prohibido dormir a los niños en brazos o dándoles pecho, cantarles o mecerles para que duerman, dormir con ellos.

- Relacionados con la lactancia materna: está prohibido dar el pecho en cualquier momento o en cualquier lugar; o a un niño “demasiado” grande.

Casi todos ellos tienen una cosa en común: prohíben el contacto físico entre madre e hijo. Por el contrario, gozan de gran predicamento todas aquellas actividades que tiendan a disminuir dicho contacto físico y a aumentar la distancia entre madre e hijo:

- Dejarlo solo en su propia habitación.

- Llevarlo en un cochecito o en uno de esos incomodísimos capazos de plástico.

- Llevarlo a la guardería lo antes posible (…)

- Enviarlo de colonias y campamentos lo antes posible y durante el mayor tiempo posible.

- Tener “espacios de intimidad” para los padres, salir si niños, hacer “vida de pareja”.

Aunque algunos intentan justificar estas recomendaciones diciendo que es “para que la madre descanse”, lo cierto es que nunca te prohíben nada cansado. (…) En realidad, lo prohibido suele ser la parte más agradable de la maternidad: dormirle en tus brazos, cantarle, disfrutar con él.

Tal vez por eso, criar a los hijos se hace tan cuesta arriba para algunas madres. (…)”


REFERENCIAS:

CARLOS GONZÁLEZ - “Bésame mucho. Cómo criar a tus hijos con amor”. Ediciones Temas de Hoy, S.A. 2003, 2006

LAURA GUTMAN – Artículo “Nosotros, los depredadores de la cría humana”

http://es.wikipedia.org/wiki/Crianza_con_apego

http://www.bebesymas.com/ser-padres/la-teoria-del-apego-de-john-bowlby

http://www.bebesymas.com/desarrollo/la-quimica-del-apego-seguro

http://www.criarconapego.com/informacion/el-apego/

EL APEGO II (Factores que favorecen vínculo entre humanos, La angustia de separación)

FACTORES QUE FAVORECEN EL VÍNCULO ENTRE HUMANOS

Tal y como recoge la Asociación Criar con Apego, existen varios factores que favorecen este vínculo:

· La lactancia materna: a demanda y hasta que madre e hijo así lo deseen

· El colecho: los hijos duermen con sus padres

· El contacto físico y la proximidad: empezando por el contacto piel con piel tras el nacimiento

· El respeto al recién nacido, niño y adolescente en todas sus etapas evolutivas en función de sus necesidades e intereses

· Fomentar el dialogo y la comunicación entre padres e hijos

· Compartir momentos de juego, ocio, entretenimiento, etc.

LA ANGUSTIA DE SEPARACIÓN

Un bebé criado sin apego, sufre lo que se ha dado en llamar angustia de separación, y nada mejor para entender este término que recurrir a uno de los textos del pediatra Carlos González “La angustia de la separación”, del que recogemos varios fragmentos interesantes que nos ayudarán a entender el apego.

“La relación entre madre e hijo es especial; y durante los primeros años la separación es dolorosa para ambos. Bueno, no sé si la separación deja alguna vez de ser dolorosa para la madre…

¿Por qué siempre “madre e hijo”? No, no estoy olvidando el importante papel del padre, ni mucho menos participando en una oscura conspiración para mantener a las mujeres en sus casas.

Para hablar con absoluta propiedad, cada niño establece una relación especial con una “figura de apego primario”. Esa figura puede ser el padre, la abuela, o hasta la monjita del orfanato. Pero en todo caso sólo es una, y casi siempre es la madre. Como “figura de apego primario” es largo y feo, en lo sucesivo diré simplemente “madre”.

A partir de su relación con la madre, el niño establecerá más adelante otras relaciones con otras figuras de apego secundarias: padre, abuelos, hermanos, amigos, maestros, novio, compañeros de trabajo, jefes, cónyuge, hijos… Cuanto más sólida y segura es la relación con la madre, más sólidas y seguras serán las demás relaciones que el individuo establezca a lo largo de su vida.

Esta relación entre madre e hijo se mantiene por una serie de conductas de apego instintivas, tanto en una como en otro.

La conducta del recién nacido es completamente instintiva, aunque con el tiempo va aprendiendo a modificarla en el sentido que marcan las pautas sociales. La conducta de la madre es en gran parte aprendida; pero por debajo siguen estando unos sólidos instintos. No cuida usted a sus hijos porque se lo hayan explicado en el curso de preparación al parto, ni porque se lo inculcaran en el colegio, ni porque lo recomienden en revistas como ésta… hace millones de años, las mujeres (o lo que había antes) ya cuidaban a sus hijos, y la prueba es que todavía estamos aquí.

Ningún niño puede sobrevivir si alguien no le cuida, protege y alimenta durante largos años, con infinita dedicación e infinita paciencia.

Habitualmente, las creencias, costumbres y normas sociales van en el mismo sentido que el instinto, y no hacen más que matizarlo o encauzarlo. Pero cuando las normas nos obligan a vivir en contra de nuestros instintos surge un conflicto.

Si alguna vez, en el cuidado de su hijo, se ha sorprendido a sí misma pensando algo así como: “Se me parte el corazón, pero hay que hacerlo”, o “Pobrecito, qué pena da, pero es por su bien”, probablemente es que está usted luchando contra sus más íntimos deseos.

Los niños pequeños no pueden consolarse con ese tipo de razonamientos. Sencillamente, cuando su instinto va por un lado y el mundo por otro, se enfadan muchísimo.”

“Cuando nuestras felices antepasadas sentían la necesidad de acercarse a su hijo, simplemente se acercaban. Probablemente sólo estaban separadas de sus hijos de forma ocasional y accidental. Aún hoy, una gran parte de las madres del mundo llevan a su hijo a la espalda durante todo el día, y luego duermen a su lado durante toda la noche.”

“La reacción del bebé, por su parte, no está en principio mediada por factores culturales. El recién nacido se comporta igual ahora que hace un millón de años. Pero los niños aprenden pronto, y adaptan su conducta a las respuestas del entorno. Por ejemplo, un bebé al que sistemáticamente se ignora, al que nadie coge en brazos cuando llora, acaba por no llorar. No es que se esté acostumbrando, ni que haya aprendido a entretenerse solo, ni que se le haya pasado el enfado; en realidad, se ha rendido, se ha dejado llevar por la desesperación.”

“El niño con un apego seguro, en cuanto nota la ausencia de la madre, la busca con la mirada, se dirige hacia la puerta, con frecuencia llora. Cuando la madre vuelve a entrar la saluda, se acerca a ella, se tranquiliza rápidamente y sigue jugando.

Los niños con un apego inseguro o ansioso se clasifican en dos grupos: elusivos o evitantes (parecen tranquilos mientras la madre no está, y la ignoran deliberadamente cuando vuelve, disimulando su propia ansiedad) y resistentes o ambivalentes (se alteran cuando la madre no está, pero cuando vuelve se muestran agresivos con ella y tardan mucho en volver a la normalidad).

Mucha gente confunde fatalmente los síntomas: llaman “caprichoso” o “enmadrado” al niño que tiene una relación normal con su madre, mientras que elogian al que muestra un apego ansioso elusivo: “se queda con cualquiera”, “no molesta”, “se entretiene solo”…”

Entre los menores de tres años, los que tienen una mejor relación con la madre son los que más parecen sufrir con la separación; en el otro extremo, los niños desatendidos hasta bordear el abandono apenas reaccionan cuando su madre se va. (…) Por desgracia, las madres escuchan a veces consejos como “no lo cojas en brazos, no le des el pecho, no juegues tanto con él… si se acostumbra, sufrirá más cuando tengas que volver a trabajar”. Pero así el sufrimiento es mayor, y desde el primer día; lo único que disminuye es la manifestación externa de ese sufrimiento.”

“Después de los tres años, y sobre todo de los cinco, ese buen comienzo da frutos manifiestos. Son entonces los niños que habían tenido una relación más intensa con su madre, más brazos, más contacto, más juegos, los que mejor se adaptan a la separación. Porque el cariño ilimitado de los primeros años les ha dado la confianza en sí mismos y en el mundo que necesitan para iniciar el camino de la independencia.”

“Dicho de otro modo: el niño puede estar bastante tranquilo en la guardería, o con la abuela. Puede estar incluso, si tiene suficiente edad, contento y activo, jugando y riendo. Pero cuando vuelve a ver a su madre rompe a llorar, se le echa encima, se pega a sus faldas, grita, le exige brazos, se enfada con ella, le pega, vuelve a llorar… Lo que se suele llamar “ponerse muy pesado”.

Como de costumbre, algunas personas lo entienden todo al revés. Si en la guardería estuvo jugando, es que no le pasa nada. Y si, no pasándole nada, luego se pone a llorar, es que tiene cuento o hace teatro. Y si hace teatro precisamente con su madre es porque ésta se deja tomar el pelo y no sabe imponer disciplina, y él pretende hacer que se sienta mal, castigarla por haberse ido.”