“(…) no devenimos madres necesariamente cuando parimos al niño, sino en el transcurso de algún instante de desesperación, locura y soledad en medio de la noche con nuestro hijo en brazos. Cuando la lógica y la razón no nos sirven, cuando nos sentimos transportadas a un tiempo sin tiempo, cuando el cansancio es infinito y sólo nos resta entregarnos a ese niño que expresa nuestro yo profundo y no logramos acallar, entonces nuestra madre interior ha nacido.”

Laura Gutman

martes, 25 de enero de 2011

Tres años contigo...

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... tan poco tiempo y, sin embargo, tan lleno de intensas sensaciones.

Mi pequeña flor, Aroa, tan pequeña e inocente, y a la vez con tanta fuerza y sabiduría.

Hace ya tres años que llegaste a nuestras vidas, inundando de luz nuestro hogar. Sin tú saberlo, llenaste un hueco tan profundo en mí, que por fin siento que estoy completa como mujer. Contigo aprendí el verdadero sentido de la maternidad, comprendí el valor de la palabra MAMA, entendí el porqué de muchas cosas. Tan pequeña, y ya me has enseñado tanto ...

A lo largo de este tiempo he ido aprendiendo el valor de las pequeñas cosas, de esos momentos cotidianos que solemos dejar pasar de largo y que, sin embargo, están llenos de nuevas sensaciones, colores, imágenes, personas, matices, etc. He conseguido poder ralentizar el tiempo para detenerme contigo en esos detalles y saber disfrutar de ellos.

Me has devuelto a mi infancia, recordé canciones que tenía olvidadas, reviví situaciones afectivas con tu abuelita Ali y las repetí contigo, mi corazón se llenó de magia para hacer volar tu imaginación, el suelo se volvió mi aliado impensable y, desde esa posición, descubrí un mundo fantástico y maravilloso, lleno de sorpresas.
Pero sobre todo descubrí un rincón en mi alma, hasta ahora apagado, que comenzó a brillar con una luz especial, intensa pero no cegadora, cálida sobre todo. Una luz que me transformó radicalmente. O tal vez haya sido que despertó una parte de mí que estaba dormida y necesitaba de ti para despertarla. Eso nunca lo sabré.
Lo que sí sé es que esa transformación me gusta, cada vez más.

Pero con tu llegada, también he descubierto esa sombra que he llevado guardada durante toda mi vida, esa sombra que me he negado a ver o que tal vez simplemente era desconocida para mí. Hiciste que despertara una sombra que pesa en mis hombros de una manera inimaginable. Pero también en este caso tú me has ayudado a verla, a reconocerla, a cogerla de la mano y enfrentarme a ella, a descifrar su mensaje, a aprender de ella.

Y estos tres años son, además, tres años conectadas a través de "la tetiña", como tú la llamas. Hemos pasado por muchos baches, yo diría que demasiados. He estado a punto de sucumbir a veces, incluso ahora, pues hay momentos en los que se me hace cuesta arriba tu excesiva dependencia de mis pechos. Pero de nuevo me has mostrado el camino, me lo muestras cada día. Sé que no sólo te estoy alimentado, te estoy dando algo más, ambas nos damos mútuamente.

Tuvimos comienzos difíciles. tú estabas a mi lado, pero yo miraba hacia otra parte. Te miraba pensando que lo hacía con ojos de madre, pero no era así: te miraba con los ojos de los demás. Me llevó tiempo aprender a mirarte como tu mamá, a pensar en tí y en mí y no en los comentarios gratuítos de los demás, a escucharte de verdad. Y todo esto me lo enseñaste tú también. Y se estableció un vínculo indescriptible.

Qué más puede pedir una madre?

Pero en este punto me hago la siguiente reflexión: cuando sabemos que vamos a ser mamás, no pasa un día en que pensemos en la cantidad de cosas que os vamos a mostrar, la infinidad de enseñanzas que os podemos ofrecer, los innumerables consejos que os vamos a dar, etc. Y, sin embargo, las que en realidad acabamos aprendiendo somos nosotras, madres contaminadas por los dictámenes de una sociedad autoritaria y patriarcal, que pretende dirigir nuestras conductas, privándonos de nuestra libertad de esoger y donde está mal visto no seguir la senda de lo políticamente correcto. Y con vuestra llegada, almas puras e inocentes, nos ofrecéis las enseñanzas más importantes y valiosas que alguien pueda recibir a lo largo de su vida, nos dais todo lo que tenéis a cambio de nada y, sobre todo, nos dais amor, mucho amor.

Por todo esto y por mucho más, te doy las gracias mi pequeña princesa, por haber llegado a nuestras vidas, por habernos escogido a nosotros para ser tus papás (porque sé que de alguna manera escogiste el momento y la manera de entrar en nuestras vidas), por enseñarme un camino nuevo, por ayudarme a sortear montañas que sin tí sería imposible que llegase a cruzar, por aguantar mis enfados, mis nervios siempre injustificados, por ser tan cariñosa con todos nosotros, por decir siempre lo que quieres y enfadarte para conseguirlo, por no querer desengancharte de la teta, por tu sonrisa, por tus besos y achuchones ...

Y gracias por haberme mostrado el verdadero sentido de ser MAMA.

Te quiero muchísimo.

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2 comentarios:

  1. Que bonito! La verdad esque no se podría expresar mejor!

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  2. Qué belleza. Has puesto palabras a tantos de mis sentimientos...
    Muchas gracias.
    Un abrazo!!!

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