“(…) no devenimos madres necesariamente cuando parimos al niño, sino en el transcurso de algún instante de desesperación, locura y soledad en medio de la noche con nuestro hijo en brazos. Cuando la lógica y la razón no nos sirven, cuando nos sentimos transportadas a un tiempo sin tiempo, cuando el cansancio es infinito y sólo nos resta entregarnos a ese niño que expresa nuestro yo profundo y no logramos acallar, entonces nuestra madre interior ha nacido.”

Laura Gutman

sábado, 24 de abril de 2010

TALLER DE PREPARACIÓN EMOCIONAL AL PARTO Y POSPARTO

Desde antes de nacer nuestro cuerpo se prepara ante la posibilidad de traer al mundo un bebé. Esa preparación, silenciosa y velada, la completamos luego con la información obtenida de múltiples fuentes y sabemos cómo se produce el embarazo, parto y posparto a nivel físico. Pero... ¿qué hay de los cambios emocionales?
Os proponemos un viaje en el que aprender cuales pueden ser esos cambios y prepararnos para ellos para, de ese modo, ayudarnos a vivir la maternidad de un modo pleno y consciente
. (...)
--------------------------------------------------------------------------------------

Así comienza la introducción que serdoulas hace para la impartición en Coruña de este curso super interesante.

Para saber más: http://serdoulas.blogspot.com/

Reunión El Parto Es Nuestro en A Coruña

Evento: 'Reunión El Parto Es Nuestro- O Parto É Noso A Coruña'

EPEN
El Parto es Nuestro
Fecha: Sábado, Mayo 08, 2010 At 11:00
Duración: 2 Horas
Información Contacto:
Nuria Otero opartoenoso@elpartoesnuestro.es

LUGAR: Centro Cívico Castrillón. Plaza de Pablo Iglesias, S/N A Coruña

Hablaremos del embarazo, el parto y el puerperio; del tipo de atención al parto en nuestra comunidad; de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para el parto; de nuestros derechos y deberes como usuarios del sistema sanitario; de los derechos del recién nacido. Además compartiremos dudas y experiencias.

Asistencia libre y gratuita. Los niños son bienvenidos.

viernes, 23 de abril de 2010

Llegó la primavera

(imagen: procedente de http://enforma.taconeras.net/tag/primavera/)

Hace ya unas semanas que estamos inmersos en la Primavera, esa estación de la que suelen decir que altera la sangre (a unos les revoluciona las hormonas, otros tienen que padecer las consecuencias de la alergia y otros sufren de la llamada astenia primaveral).

En nuestro caso, estamos disfrutando de las nuevas cosas que aparecen a nuestro alrededor. Aroa se asombra todos los días un poquito más al ver cómo, esos árboles de hoja caduca que se ven por la ventana de su habitación y que, hasta no hace mucho, se alzaban con sus estilizadas y desnudas ramas como queriendo alcanzar el cielo, están ahora cubriéndose de numerosas y verdes hojas.
Se maravilla con las distintas tonalidades de las diferentes flores que vamos encontrando en los campos cubiertos por un manto verde.
Se regocija ante el vuelo incesante de las aves, inmersas en su baile nupcial.
Y, como no, siente ese calorcillo que le proporciona el sol, un sol que brilla con fuerzas renovadas tras el largo, lluvioso y frío invierno.

Para sumergirnos todavía más en esta estación llena de colores, hoy hemos decidido hacer unas manualidades acordes con esta estación:

1. Pegar flores de papel de seda de colores
Materiales: Cartulina con o sin dibujo, Papel de seda de colores, Tijeras, Pegamento






2. Paisaje con plastilina
Materiales: cartulina, Plastilina de diferentes colores



Ahora os toca a vosotros, utilizad la imaginación, los materiales a vuestro alcance y ... a disfrutar junto con vuestros pekes.

Representación del grupo A Brazos

El día 7 de marzo de este año, con motivo del día de la Mujer Trabajadora, se celebró en el teatro Jofre de Ferrol (A Coruña) un acto para conmemorar dicho día.

Entre las diversas actuaciones que se representaron por parte de grupos de mujeres de la zona, estuvimos nosotras, integrantes del grupo de apoyo a la lactancia y crianza natural A Brazos, del que formo parte desde hace bien poquito, pero que me han acogido con los brazos abiertos y del que me siento ya como una más.

Lo que representamos fue, en primer lugar, una escenificación de la Fábula Del Perro, El Gato y La Gallina (cuento escrito por el pediatra Carlos González, mi Dios, como el de otras muchas mamis). A continuación, Mónica (la narradora de la fábula) hizo un breve recorrido por el corazón de A Brazos, lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos, que hacemos, dónde lo hacemos, además de los oportunos agradecimientos. Y, finalmente, escenificamos diversas situaciones cotidianas sobre los comentarios que suelen hacernos a las mamás que criamos con apego (colecho, lactancia prolongada, percentiles, etc).

Realmente todas las integrantes del grupo (ya hubiesen participado activamente o no), estamos realmente orgullosas del resutado. Personalmente, creo que dimos a entender perfectamente nuestro modo de ver la maternidad, el parto y la crianza de nuestros hijos.

No os podéis imaginar el subidón que invadía nuestros corazones los días siguientes. Fue como si gritásemos al mundo que hay otra forma de hacer las cosas, otra forma más respetuosa tanto para la madre como para el bebé. Y esto está haciendo que, en los últimos días, estén surgiendo nuevos proyectos en el seno de A Brazos, que ojalá se lleven a cabo, porque la causa lo merece.

Los futuros papás y mamás no pueden tener por más tiempo una venda en los ojos, una venda puesta a propósito para sacar partido (económicamente, sobre todo). No podemos dejar que unos cuantos ¿impresentables? hagan creer a las mamás y papás que lo mejor para criar a un hijo es educarlos bajo un autoritarismo desmedido, dejarles llorar para que aprendan a no molestar a mamá o papá, o dedicarles un mal llamado "tiempo de calidad".
No podemos permitir que nuestros partos sean medicalizados hasta el límite, no respetando nuestra intimidad, nuestra postura deseada en cada momento, nuestro tiempo natural. No podemos callarnos ante tantas cesáreas, episiotomías, oxitocinas, enemas, posturas imposibles, separación de mamá y bebé, etc.

Ahora es nuestro momento y necesitamos gritarlo bien alto.

Así que, sin más, os dejo el resultado de dos semanas de mucho pensar, de ensayos, de memorizar, de compras apresuradas, de costura incluso de las que no habíamos cogido hilo y aguja previamente ... pero, sobre todo, de dos semanas muy intensas que todas vivimos con emoción y mucha ilusión.

Espero que os guste.


http://www.youtube.com/watch?v=asNt5U0NALY&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=pFo7rdz3hoY&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=SrCDiZAXWEA&feature=related

lunes, 19 de abril de 2010

Mi gota de rocío (25 de Enero de 2008)

Por fin te tengo en mis brazos, mi pequeña Aroa. Después de tanto tiempo esperándote, por fin has llenado mi vida, mi corazón, todo mi ser.

Tu llegada no fue fácil. Los médicos dijeron que tenía poco líquido amniótico y esto podía perjudicarte, así que ayer comenzó todo:
Había que adelantar tu llegada. Así que toda la noche estuviste dando muestras de querer salir, pero la espera se hacía eterna. Tu ventana al mundo era tan sólo de 1 cm y parecía no querer abrirse más.
Ya por la mañana, tuvieron que ponerme oxitocina; así que todo empezó a ir más deprisa: mis piernas no paraban de temblar, no sé si de dolor, de miedo, de ansiedad por verte, por saber si serías niño o niña. La emoción me embargaba.
Me enseñaron la forma correcta de empujar para ayudarte a salir, así que comenzaste a asomar. Ya veían tu cabecita, pero muchas manos pasaron por mí (ya no sé si me dolía más esto que las contracciones) y también sobre ti. No sabían cómo estabas colocada, y yo me preguntaba qué estarías sintiendo, con un montón de manos desconocidas palpando tu cabecita.
Llegaron a la conclusión de que tenías la cabeza chiquitita y venías con ella algo torcidita. Así que ya en la sala de partos, hubo que hacer episiotomía y usar espátulas. Evidentemente este no estaba siendo el parto que yo había soñado. Pero no me importó, yo sólo quería que salieses bien y tenerte en mis brazos.
Así que empujé, empujé todo lo que mi cuerpo cansado y sin fuerza me dejó. Una vez, y otra, y otra más y ... Por fin saliste. No sé describir esa sensación. Por una parte, noté como si me despojase de una pesada carga. Pero por otro lado, fue como si me arrancaran una parte de mi. Habían roto el lazo que nos unía, lo que hacía que tú y yo fuésemos una sóla. Y sentí una mezcla de alegría y tristeza.
Entonces me dijeron que eras una niña. La verdad es que esto era lo que menos me importaba en ese momento. Yo sólo quería verte y saber que estabas bien. Te pusieron sobre mí, y yo no dejaba de repetir "mi niña, mi niña".
Tras pesarte y medirte (3,010 kg y 51 cm), te pusieron en brazos de papá. Jamás olvidaré su cara en ese instante. Comenzaron a coserme el corte de la episiotomía. Me dolía horrores. Pero yo te miraba en brazos de papá y me derretía con esa estampa. Cuánto estaba disfrutando de ese momento.
Pero lo más difícil llegaría después.

De vuelta a la habitación, tú estabas cogida a mi pecho, aprendiendo a mamar. Es increíble cómo supiste hacerlo sin que nadie te enseñase. Ahí comencé a entender algo más sobre la maternidad: que las cosas fluyen por sí solas.
Yo no podía dejar de mirarte pero, no sé porqué razón, de repente algo comenzó a no ir bien. Empecé a marearme, sin casi poder moverme, a punto de perder el conocimiento. Papá se había ido a comer y la abuela Ali, que estaba con nosotras, llamó enseguida a las enfermeras. Ellas mismas se asustaron con lo que pasaba: yo me iba, me iba si no ponían remedio inmediatamente.
En el parto había perdido mucha sangre, pero ahora una tremenda hemorragia que nadie había intuído, me estaba llevando de tu lado. Mi tensión era 4 de mínima y 6 de máxima, el útero no quería volver al sitio. Tuvieron que ponerme dos bolsas de sangre. Y, mientras tanto, yo sentía como te ibas separando de mí. Sin poder moverme ni articular palabra, me entró pánico. El hecho de pensar que podía dejarte sóla después de haberte deseado tanto, me provocaba un pavor indescriptible. Y a punto estuve de desistir.

Pero, afortunadamente, después de la transfusión de sangre y de no sé cuántos masajes en mi barriga para conseguir la involución del útero, mi cuerpo comenzó a reaccionar. Y una sensación de que había comenzado a vivir de nuevo llenó mi ser. Se puede decir que ese día nacimos tú y yo.

Entonces te sentí en mi pecho, mamando y durmiendo a la vez. Me impregné de tu olor. Recorrí cada parte de tu rosada carita. Acaricié tus minúsculos y alargados dedos (como los míos, pensé). Lloré, ahora de felicidad.

Y, de repente, me di cuenta de que eras mi gota de rocío que, deslizándose suavemente por el surco de una hoja y permitiendo que el reflejo de los primeros rayos de sol hiciesen brotar de ti un abanico de colores, se había posado sobre mí para refrescar mi ser e iluminar mi vida.

Bienvenida, mi preciosa Aroa.

domingo, 18 de abril de 2010

Pasión por las excavadoras

¿Qué es lo que hace que un niño se decante por uno u otro juguete?
Día a día me doy cuenta de que, si dejamos a los niños libres en su hora de juego, si no les imponemos normas y criterios que, a priori, están relacionados con uno u otro sexo, ellos deciden, por sí mismos lo que les gusta o no, sin importarles si esto o aquello es "de chicos" o "de chicas". Y estoy convencida de que esto es muy sano para ellos.

Su inocencia y su mente límpia, no permiten que tengan cavida las palabras "machismo" o "feminismo". ¡Qué envidia! ¿No os parece? Hacer las cosas porque te apetezca hacerlas, sin ser juzgado por ser hombre o mujer, hacerlas porque te sientas capacitado para ello y no porque la sociedad te ha ido imponiendo ciertas cosas que debes y no debes hacer porque se presupone que está mal visto.

Mucho tendriamos que aprender de los niños.

A Aroa le encantan los bebés, pasearlos en la sillita, desvertirlos (vestirlos ya no tanto, que es más complicado y mamá lo hace mucho más rápido), darles de comer. Es la típica niña que se pone los zapatos de mamá (bueno, los de papá también), hacer como que se echa cremas a la cara y se pinta los labios, mirarse y remirarse en cada espejo que encuentra, etc.

Y mamá piensa "¡La que me espera!", que esta niña va a ser de esas tan coquetas que se miran hasta en los charcos de la lluvia, de esas que necesitan un modelito diario para subsistir y no sé cuántos potingues que llenen los cajones de la cómoda de su cuarto.

Y de repente llega un día en que sorprende a mamá con una pasión desenfrenada por las excavadoras. Hasta tal punto que papá y mamá han tenido que comprarle una "súperexcavadora" (como la llama ella), con la que pasa largos momentos jugando, haciendo ese ruído característico de "brrrrrrrrrrrrrum" que papá le ha enseñado y saliéndosele la saliva por la boca.
Y no hay excavadora que se le escape por la calle, aún paradas, sin hacer ruido alguno, es capaz de encontrarlas todas. Es como si las oliese en la distancia. Entonces hay que detenerse para que pueda contemplarlas en todo su explendor, para que pueda recrearse en cada uno de sus recovecos: la cabina del conductor, la extraña pala con sus imponentes dientes, las ruedas gigantescas cubiertas de barro ... todo esto se refleja de forma divina en sus ojos verdes y cobra una nueva dimensión. Ya no es una excavadora cualquiera. Es LA EXCAVADORA.

Y papá y mamá que se imaginaban a su niña vestida de princesa color de rosa. Y de repente la ven enfundada en un mono cubierto de polvo, un casco y unas botas de seguridad, manejando los mandos de un vehículo amarillo que está recogiendo tierra de la calzada. Papá y mamá están contentos con esa nueva imagen. Y no pueden menos que sonreír y estar felices. Felices porque su niña está descubriendo todo aquello que la vida pone delante de sus ojos, sin etiquetas de ningún tipo que contaminen sus horas de juego.

sábado, 17 de abril de 2010

PRESENTACIÓN

Quizás tendría que haber creado este blog hace 2 años, cuando nació mi hija. O tal vez antes, cuando supe que iba a ser mamá. Porque, sin duda, este hecho ha marcado mi vida, para bien, por supuesto. Ha cambiado mi forma de ver las cosas, de sentir, de amar, de comportarme, de tratar a los demás ... de ser. Ha cambiado mi yo interior. Y, sobre todo, ha cambiado mi forma de entender la maternidad, algo de lo que me siento enormemente orgullosa.

Pero vayamos con mi presentación.
Me llamo Ana. Tengo 36 años y soy mamá de una niña preciosa (amor de madre) de 2 años que se llama Aroa (tal vez algún día os cuente cómo le puse este nombre).

Siempre me ha gustado escribir (cuentos, relatos, pensamientos, cartas que pusiesen voz a mis pesnamientos ...). De hecho, suelo expresarme mejor usando un papel que utilizando la voz. Tampoco es que sea una literata, nada más lejos de la realidad. Pero parece como que, cuando escribo, mis pensamientos fluyen más fácilmente.

Desde el momento en que supe que estaba embarazada, decidí expresar mis emociones, sentimientos, pensamientos, etc de esta forma. Escribiendo. No quería perderme ni olvidarme de cada una de las sensaciones que comenzaba a experimentar. Y no quería, tampoco, que mi niña (bueno, entonces todavía no sabía el sexo que tendría) se perdiese eso.

Por eso comencé a escribir una especie de diario para mi niña. A veces un cuento, a veces anécdotas de nuestro día a día, progresos, juegos, etc. Y, con todo esto, me fui dando cuenta de que, la forma de crianza que yo tenía establecida en mi cabeza, esa que nos meten por los ojos constantemente; esa que se empeña en hacernos comprar cosas para nuestro bebé con la promesa de facilitarnos la vida y mejorar su educación y bienestar; esa que ve con malos ojos los mimos y besos excesivos, el coger a tu bebé en brazos, el dormir con él, el amamantar hasta que ambos decidan cómo y cuándo dejar de hacerlo, el respetar los tiempos y horarios que nuestros bebés nos marcan ... en definitiva, esa crianza artificial que sólo busca el bienestar de los padres sin pensar en el bienestar de los hijos, no era para nada lo que yo quería para mi hija.

En mi fue creciendo, a la par que mi bebé, un sentimiento muy profundo, tanto que de repente caí en la cuenta de que la crianza de un hijo no necesita ni libros, ni recomendaciones. Tan sólo querer a ese bebé y saber escucharle. El instinto hace todo lo demás.

Entonces el término "apego" cobró significado para mí. Entonces me di cuenta de lo que quería y lo que no quería para mi hija. Y me prometí a mi misma que no permitiría que nadie me impusiese lo contrario.

Y junto con este sentimiento, nació en mi el deseo de que todas aquellas personas que, directa o indirectamente, estuviesen en mi entorno, conociesen mi forma de pensar y supiesen que, esta nueva visión de la maternidad que nació en mi, me estaba haciendo inmensamente feliz porque veía la felicidad en los ojos de mi niña.

Entonces llegaron a mi numerosos blogs de otras mamás con necesidades y sentimientos similares a los míos. Y me dije: "¿Por qué no?". Pues sencíllamente por que no tenía ni idea de cómo funcionaba esto. Y seguí escribiendo, en mi diario. Hasta que una amiga, una buena amiga, me ofreció su ayuda.


Así que, aquí estoy, iniciando este nuevo camino que, como dije al principio, tendría que haber comenzado hace tiempo. Os iré poniendo cosas de entonces, con las fechas exactas y bajo la etiqueta de "Diario para mi niña", para que no os perdáis.

Espero que os sintáis a gusto en La Casita de Aroa. Siempre digo que soy yo la que he entrado a formar parte de su vida y no al revés. Porque yo ya estaba aquí y me he ido modelando siguiendo sus pasos. Ahora veo el mundo con otra perspectiva, a través de sus ojos. Espero que los que me leáis hagáis lo mismo y disfrutéis al igual que yo.