Leyendo este artículo del blog Grupo Maternal http://grupomaternal.blogspot.com/2010/10/el-mito-de-la-maternidad.html, se me han venido a la cabeza un montón de aspectos de la maternidad y del hecho de ser mujer, que me han hecho reflexionar.
Además, y dado que me he sumergido en el mundo tan interesante de las doulas, a través de un curso que he comenzado hace poco con las maravillosas Nuria y Bea de Ser Doulas, estoy pasando por una etapa en la que mil preguntas asaltan mis pensamientos a lo largo del día, la maternidad vuelve a cobrar otro significado (si no lo había hecho ya desde el mismo instante en que me había quedado embarazada). Cada paso que doy en este camino de ser madre, pasa a ese rincón de mi cerebro que he etiquetado como "tema para ser cuestionado". Cada pregunta que me hago, me lleva a plantearme otra más; será que soy gallega (ese esteriotipo que tenemos los gallegos de responder con otra pregunta) o es que mi curiosidad por la maternidad, por conocer diferentes aspectos de la misma, el deseo de indagar en otros posibles sentimientos ... hagan que mi mente no pueda estar quieta ni un segundo?
Y mi reflexión es que vivimos en una época en la que las mujeres hemos perdido toda clase de referentes: tanto en la maternidad, como en la crianza, como en la adquisición de valores justos ... en ser mujeres conscientes en todos los aspectos.
Es como si alguien estuviese tejiendo los hilos para que nos desvinculásemos de nuestra condición de mujeres: queremos trabajar a toda costa (cosa que veo fenomenal, pero hay quien se ve obligada por el qué dirán los demás si se queda en casa a cuidar de sus hijos); dejamos de amamantar para poder dedicarnos a "nuestras cosas"; nos unimos a ese canon de mujer 10 con unas medidas ... perfectas? para gustar a todo el mundo y nos olvidamos de nuestro yo, de nuestra mujer individual y única; nos desvinculamos de nuestros hijos con el pretexto de que así llegarán a ser más independientes; desvirtuamos el poder de otras mujeres, nos atacamos a nosotras mismas, luchamos contra las demás por conseguir llegar a lo más alto cueste lo que cueste; vivimos los embarazos como algo ajeno a nosotras, como algo que depende de varios resultados médicos y sólo deseando que pasen ya los 9 meses de rigor, sin pararnos a experimentar con todas y cada una de las sensaciones que nos brinda ese nuevo ser que va creciendo en nuestro interior. Creo que no me apetece seguir ...
Creo que por todo esto es por lo que hemos perdido nuestro instinto. Muchas mujeres quisieran encontrarlo, pero les es totalmente imposible pues carecen de referentes que se lo hagan rescatar del olvido en que ha caído a lo largo de los años. Y creo que por esta razón es por la que nos aferramos desesperadamente a las opiniones y consejos de los profesionales. Los convertimos en nuestro referente. Pero a continuación llega el caos, pues cada uno tiene su opinión, cada persona que pasa por tu vida te da un consejo (la mayoría de las veces gratuíto) diferente. Y entonces comienza una etapa de confusión en la que se lee y escucha de todo, se van descartando opciones (sin saber si son o no las acertadas), y a veces nos llegamos a guiar por una mezcla de varias teorías.
Y esto es lo que me hace comprender más si cabe, la labor de una doula, y plantearme una serie de preguntas: es posible que una doula, a través de su labor de acompañamiento, pueda hacer que una mujer recupere su instinto? Puede una doula establecer una unión con la madre similar a la que se produce en un círculo de mujeres? Es lícito que una doula se sienta frustrada cuando no consigue que una madre a la que acompaña escoja un camino de manera consciente (sea o no lo que la doula esperaba)?
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